Cada corazón, un umbral, de Seanan McGuire



Nota: Podéis escuchar esta reseña en el podcast Neo Nostromo #20

¿Nunca os habéis preguntado qué ocurre con los niños que viajan a un mundo de fantasía y luego vuelven a su mundo anterior? ¿Cómo se adaptó Bastian tras haber vivido tales aventuras en Fantasía? ¿Qué pasó con los niños de Narnia al volver a su hogar a través del armario? La parte bonita, la aventura, la conocemos todos. Pero ¿hay traumas? ¿Hay secuelas? Incluso ¿podría existir un síndrome de estrés postraumático? Todas estas preguntas y muchas más (y mejor planteadas, no tengo pudor en reconocerlo) se dan lugar en Cada corazón, un umbral de Seanan McGuire, una de las últimas novelas de fantasía que ha publicado el sello Runas de Alianza con traducción de María Pilar San Román.


La Residencia para niños descarriados de Eleanor West es un orfanato y residencia para los niños que vuelven de un mundo de fantasía y descubren que el mundo es demasiado diferente. O quizá ellos han cambiado demasiado. Por lo que el rechazo es lo primero que encuentran. Rechazo de sus familias. De la sociedad. Del mundo. Pero ya no pueden volver a aquel mundo mágico. No hay forma de regresar a Narnia ni a Fantasía. Eleanor West acoge a todos estos niños en esta residencia. La novela da inicio con la llegada de la protagonista, Nancy, al lugar. Pero al poco de llegar ella sucede un crimen y la supuesta apacible vida de Nancy se ve truncada por completo. ¿Es la escuela Eleanor West un lugar seguro? Cada corazón, un umbral es la primera de unas seis (hasta la fecha) novelas ambientadas en el mismo lugar de las que actualmente se han publicado cuatro en inglés, y en pocos meses tendremos la segunda entrega en español.
Seanan McGuire, para los que no la conozcáis, es una autora prolífica y conocidísima dentro del género fantástico en EE.UU. Ha estado nominada a numerosos premios y ha ganado muchos otros. Ha escrito de todo, en todos los géneros y ha hecho uso de varios pseudónimos (¿os suena Mira Grant?). A nivel personal este fue mi primer acercamiento a una de sus obras y os digo desde ya que merece totalmente la pena. Cada corazón, un umbral es una obra peculiar, y dista mucho de ser perfecta, pero tiene muchísimos elementos que la convierten en una lectura sobresaliente y notable. Seanan McGuire cuida muchísimo el estilo de la historia, con un tono entre oscuro, melancólico y de inocencia truncada. Los niños que asisten a esta residencia han visto cosas horrendas, cosas que poca gente ve. Sin ir más lejos, la protagonista, Nancy, estuvo viviendo en el mundo de un vampiro y desarrolló la habilidad de convertirse en estatua para sobrevivir. Por lo que cuando se queda muy quieta puede pasar completamente desapercibida. Hacerse invisible. Quizá lo que más me llamó la atención del libro fueron los poderes de los niños. No os desvelaré demasiado, pero mi preferido es el del flautista de los muertos. Exquisito.

En el libro nada se deja al azar, y McGuire justifica todo lo que aparece en una trama detectivesca en una residencia al más puro estilo “crimen en el orfanato”. Los niños comienzan a sospechar unos de otros mientras que al mismo tiempo Nancy conoce al resto de personalidades que allí habitan. Críos de todo tipo, con inquietudes distintas y miedos personales. La historia en sí, además de autoconclusiva, no destaca demasiado. Hay una serie de crímenes y los niños se dividen entre los que quieren resolverlo, los que no quieren tener nada que ver y los aterrorizados. Por último, McGuire no desaprovecha la ocasión para hablar de género y de sexualidad. Nancy, la protagonista, es asexual, y a lo largo del libro nos cuenta cómo se siente y qué trabas encuentra para socializar debido a su orientación sexual. Quizá esto levante algunas voces en contra, pero en ocasiones sentí que la autora insistía demasiado en este último ejemplo y en numerosas ocasiones se me hacía pesado (os recuerdo que es un libro de apenas 150 páginas). En conclusión, Cada corazón, un umbral es una novela corta estupenda, muy entretenida y original. Estupenda para pasar un buen rato y leer un cuento de hadas divertido, misterioso y distinto. Repleto de niños edgy, darks y raritos, la Residencia para niños descarriados de Eleanor West es un lugar que oscila entre lo aterrador, lo misterioso y lo acogedor. Un lugar al que muchos niños pueden llagar hogar.

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