Recuerdo, hace años, que mi primer Celsius lo inauguró una charla de Eduardo Vaquerizo (si no fue así, da igual, para la historia queda genial). La presentación iba sobre una novela ucrónica en una España ambientada en el siglo XVI donde Vaquerizo especulaba con un cambio importante a nivel histórico. Aquello llamó poderosamente mi atención y tanto ese como el año siguiente me hice con los dos libros que salieron en Sportula. Por cosas de la vida no han pasado por el blog, pero sí Alba de tinieblas, el tercer volumen de esta serie pero que a nivel cronológico está situado antes de los eventos de los dos libros posteriores, Danza de tinieblas y Memorias de tinieblas (sin contar la antología de varios autores, Crónicas de tinieblas).
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Cuando pienso en literatura juvenil uno de los primeros nombres que me vienen a la cabeza es Leigh Bardugo. Su Seis de cuervos es de sobra conocida, una novela young adult original, bien escrita, inteligente y que engancha. De hecho yo la conocí a partir de este libro. Reconozco que no he leído ningún otro libro (aparte del que os hablaré hoy) de Bardugo, por lo que no estoy muy familiarizado con el Grisha Verso (es decir, todas las novelas, libros y relatos que ocurren en este universo, siendo, si no me equivoco, todo lo que ha escrito la autora a excepción de la novela sobre Wonder Woman), por ello me dio un poco de reparo lanzarme con este libro. ¿Un volumen de cuentos retellings inspirados en varios de sus libros previos como Sombra y Hueso o Seis de cuervos? ¿No me perderé demasiado? ¿Puedo leer este libro antes de los demás? La respuesta corta es Sí, no y sí. Y eso es lo que vengo a contaros hoy.
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