Entradas

El silencio de las sirenas, de Beatriz García Guirado

Descubrí Salto de Página con Emilio Bueso y su Cenital . Desde entonces se me ha antojado como un sello que arriesga, que publica nuevas voces de autores nacionales. Voces originales y a menudo poco ortodoxas en cuanto a literatura mainstream se refiere. No es un sello de género fantástico, pero de vez en cuando se publican obras como El silencio de las sirenas , ópera prima de Beatriz García Guirado. La novela empieza narrando que un maremoto en Baja California inunda las costas mexicanas de ballenas varadas. Poco después muere Johanna, la mujer del protagonista, Oless Svalbard, un submarinista sueco. Oless decide ir al Pacifico a bucear en las mismas aguas en las que se ahogó su mujer junto a un grupo variopinto que, como él mismo denomina “en caso de que algo les ocurriera, nadie les echaría en falta”. Oless quiere confirmar la existencia de las sirenas. Y con esto empieza la búsqueda que da argumento a El silencio de las sirenas. Bucear es sinónimo de viajar a o

Ahora intenta dormir, de Emilio Bueso

Mi relación con Emilio Bueso en distancias cortas había sido agridulce, más agrio que dulce. Y es que me declaro un gran aficionado a sus novelas, pero no así con sus relatos. Ahora intenta dormir (Valdemar, 2015) es sorprendente. Y además ha conseguido que me reconcilie con el autor en su formato más corto. Este tomo editado por Valdemar en tapa dura y formato reducido al precio de 12€ (casi regalado), incluye cuentos y relatos recuperados de otras antologías además de inéditos, formando así una amalgama narrativa que incita a un viaje estilístico y temático por las diferentes facetas de Bueso. Emilio Bueso es un autor cuyo estilo es identificable pero a su vez nunca es el mismo. Con algunos puntos en común pero siempre sorprendiendo. Creo que como valoración global, los textos de Bueso suelen cojear por el argumento, pero en cambio la parte estilística es excelente. Pocas veces he disfrutado tanto un texto como en Diástole (por poner un ejemplo). Esta cojera argumental se

La espada de Shannara (Las cronicas de Shannara #1), de Terry Brooks

Me he dado cuenta de que al iniciar esta reseña, no me acordaba del nombre de la novela. Tampoco del autor. Y esto me ha hecho reflexionar. Hay novelas que entretienen, otras que dejan poso, otras que te hacen reflexionar y otras que simplemente, olvidas. La espada de Shannara , de Terry Brooks, pertenece a este último grupo. ¿Es una mala novela? Creo que no es tan fácil como decir blanco o negro, hay una serie de matices que la hacen ser lo que es. Terry Brooks lo ha reconocido muchas veces, él escribió una historia que se inspiraba directamente en la obra más popular de Tolkien. Aunque a veces confundimos “inspirar” con “calcar”. Y no estoy diciendo que sea una copia, digo que Brooks escribió La espada de Shannara con La comunidad del anillo en la cabeza, bastante fresca. De nuevo, ¿lo hace esto una mala novela? No, no lo creo. Pero maticemos en profundidad. Mis problemas con esta novela son, por ejemplo, la enorme falta de economía de lenguaje. Brooks necesita párrafos la

Dos años, ocho meses y veintiocho noches, de Salman Rushdie

Mi primer impulso para leer esta novela fue mis ganas de conocer al polémico Rushdie. Es un autor del que no he escuchado mucho hablar dentro del fandom, pero sí en revistas o blogs más genéricos. Rushdie es de esos autores que, aunque escribe fantasía, encontraréis en la estantería de “LITERATURA”. Porque ya sabéis, aquí abajo todos flotamos y somos un gueto llamado “literatura fantástica”. Mi segundo impulso fue esta novela, algo nuevo, actual, no necesitaba irme a escoger una de las que ya tenía publicadas, podía empezar con la excusa de la novedad. El tercer impulso fue saber que lo publicaba Seix Barral y traducía Javier Calvo. Así que me decidí a leer Dos años, ocho meses y veinticinco noches . El resto es pura subjetividad. Salman Rushdie es un autor ligado a la experiencia de haber sido condenado a muerte por Los versos satánicos . El autor, del que sabía bien poco, es más conocido por este hecho que por sus propias obras. Todos conocen su cicatriz, pocos su obra. El