The Justice of Kings, de Richard Swan


Este 2022 me apetecía ponerme al día con algunas de las novedades de fantasía y ciencia ficción más potentes que se preparan en el mercado anglosajón (Tor, Orbit, Gollancz, etc) porque llevo un tiempo bastante desconectado de las mismas. Y no sé si he escogido un mal momento, si es que hay un giro en el mercado que yo no entiendo, pero de las dos o tres que me he leído entre enero y febrero ninguna me ha gustado para nada. Hoy os hablaré brevemente de The Justice of Kings, de Richard Swan. Libro que, además, acaba de ser anunciado que formará parte del catálogo de la editorial argentina Gamon.

Lo primero que me sorprende (para mal) son las numerosas reseñas tan positivas para este libro. Imagino que una fuerte campaña de márketing por parte de las editoriales sumada a la complaciente actitud de la mayoria de blogueros que se dedican a promocionar libros que ni siquiera abren con tal de alimentar las estanterías tiene mucho que ver. Al fin y al cabo es el trato y el rol que muchos de estos, llamémosles, influencers (blogs, youtube, tiktok, instagram...) de libros tienen. The Justice of Kings es poco imaginativo y repetitivo hasta decir basta, la frescura que puede aportar el prólogo se esfuma en cuanto el primer capítulo resulta ser más de lo mismo. Un juez, su ayudante y su aprendiz van de pueblo en pueblo ayudando a resolver misterios, herejías o asesinatos que no contienen la más mínima tensión narrativa. Todo el peso recae en diálogos pesadísimos sobre moral, ética, justicia, etc, que, a mí, no me han interesado en lo más mínimo.

Para mí lo peor de todo no es ni la rocambolesca prosa, que tira de estructuras extrañas para fingir una complejidad ilusoria y falsa, sino la falta de originalidad e imaginación. Es un libro muy irregular, con un estilo narrativo pobre y plano, y una historia falta de gancho. El mundo es una mezcla de la britania romana (o algo por el estilo), aunque con un tono mucho más medieval, y cada escenario, ciudad o pueblo es literalmente el mismo. No hay variedad, no hay gamas de colores. Todo es invernal, triste, frío y lleno de gente malhumorada. Los personajes están todos cabreados todo el rato. No hay ninguno que aborde ninguna conversación o relación social sin gruñidos, miradas frías o contestaciones maleducadas. 

Sin duda la referencia está ahí: The Witcher. Pero sin nada de lo que la saga del brujero nos presenta. Únicamente las turritas sobre moralidad, ética, justicia o religión. Y digo turra porque no hay evolución ni disertación de ningún tipo, sino más bien lecciones morales. El juez le enseña al lector a través de "ejemplos", que son los casos que vive, que él (es decir, el narrador por extensión) sabe mucho más, conoce mucho más y es el sabio aquí. No hay espacio para que el lector pueda dilucidar, si quiera, su propia conclusión. 

Y luego está el tema del elemento fantástico (además de que sucede en un mundo inventado). En The Justice of Kings el juez, cubierto por un monstruoso halo de  deus ex machina descarado, puede obligar a la gente a decir la verdad, entre otras cosas. Método que usa continuamente para solucionar encuentros (si no todos, casi todos). Es decir, que el autor pone a los personajes en una situación concreta, digamos un caso de asesinato que tienen que resolver, y tras tediosas e interminables conversaciones sobre el imperio y su moral y el imperio y colonización, el protagonista se cansa de golpe, fuerza a los otros personajes a confesar y a otra cosa. Así durante todo el libro. Ah, y eso sin olvidar que también intenta hacer cosas que ya hemos visto bien hechas en otro libro: EL arcano y el jilguero, de Ferran Varela, pero evidentemente con mucho menos éxito. 

Es un libro irritante y aburrido, repetitivo y falto de originalidad. Tampoco quiero ser malo, pero acabé de desanimarme cuando vi que el autor es abogado militar. ¿Puede que por eso tenga tanto interés en interminables disertaciones sobre ética, ley o religión? Lo he terminado por tozudez, y porque me extrañaba ver puntuaciones tan altas. Pero no lo recomiendo para nada.

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