En un rayo de sol, de Tillie Walden


Nota: Podéis escuchar esta reseña en el podcast Neo Nostromo.

En mi cumpleaños pasado un gran amigo me regaló un cómic gordísimo con un título (On a Sunbeam, En un rayo de sol) y una cubierta que auguraban varias horas de lectura y una historia inolvidable. Bien, inolvidable quizá sea una palabra fuerte, y quizá no me durara tantas horas, pero la novela gráfica de Walden me abstrajo totalmente y viajé con sus personajes a otro mundo. Bien, de base es una historia de ciencia ficción. Tenemos a un grupo de mujeres que se dedican a viajar por ¿el espacio? (aunque a veces parecían dimensiones alternas) reparando antiguas ruinas. Aceptan encargos y son autónomas. Allí trabaja nuestra protagonista, Mia. Al mismo tiempo vamos a conocer la historia de Mia cuando iba a un internado cinco años antes por medio de flashbacks, cuando se enamora por primera vez.



Tillie Walden es una autora de 22 años que ganó el Eisner de 2018 por su novela gráfica Spinning. Ya os adelanto que esta obra algún premio se va a llevar, porque no solo la historia es fascinante de un modo muy original, sino que el dibujo es espectacular. La autora no dedica ni un segundo a explicarnos cómo es este mundo, cómo funcionan esa especie de burbujas planetarias con ruinas extrañas dentro, por qué hay núcleos de energía en ella. No, ella nos cuenta la relación de un grupo de mujeres que trabajan solas en planetas solitarios en medio del espacio. Y el resto lo dibuja. Como lector, te ves inmerso en la vida cotidiana de estas chicas y sus relaciones interpersonales. Porque la novela gráfica va de eso, de crecimiento personal. De maduración, de ese difícil cambio entre posadolescencia y la vida adulta. De ese cambio de “el tiempo dirá” a “tengo que tomar decisiones que antes daba por hechas”.

Mirad, si habéis leído a Becky Chambers ya sabéis qué os vais a encontrar. Pero sin la acción y sin la ciencia. Es así. Walden no siente interés en mostrar demasiada ciencia, aunque sí avances “tecnológicos” (y aquí hago comillas con los dedos). Hay naves voladoras que parecen peces que nadan en el aire y demás. Es más un mundo de fantasía situado en el futuro, pero no muy loco. Porque como ya he dicho, Walden es más de construir un escenario super bonito, espectacular y poner ahí a sus personajes para que hagan cosas. Y aquí es donde brilla y destaca la obra.

La novela gráfica tiene un componente videojueguíl (que yo cada vez considero más inherente a mi generación a nivel narrativo), con ese “lore” de las ruinas extrañas, del mundo misterioso que no vamos a llegar a conocer del todo, de esas incógnitas que nos quedarán. Porque el foco está siempre centrado en Mia y en el resto de personajes. Los paneles de Wilden destilan pasión, emoción y buen rollo. Hay momentos dramáticos de una potente carga sentimental, y otros divertidísimos. En conjunto forma una historia que engancha, no por su acción, no por su sentido de la maravilla, sino porque sus personajes son imanes. Lo dicho, la comparación con Becky Chambers y su serie de La Peregrina es inevitable. Tenéis la novela gráfica traducida al español en dos tomos titulados En un rayo de sol en la editorial La Cúpula con traducción de Rubén Lardín (por cierto, he tenido que buscar en un blog el nombre del traductor, ya que no figura en ninguna parte en la web de la editorial).

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