Tengo pendiente esta reseña desde hace casi tres meses, y es que hay libros que es difícil afrontar en un comentario. ¿Demasiado simple? ¿Demasiado superficial? ¿Habré dicho todo lo que querría decir? Pero al final llega el momento de "si no lo saco ya, no lo saco nunca". Es el caso de una de mis últimas lecturas: Volver a casa, de Yaa Gyasi (Salamandra, 2016), con traducción de Maia Figueroa (Kelly Link, Jeff Vandermeer...). Esta novela, ganadora del PEN/Hemingway y bastantes más premios estaba en muchísimas listas de esas de "libros que no puedes perderte". Homegoing (el título en inglés) sonaba por todas partes, pero lo que hizo que ganara curiosidad para leer la obra fueron tres cosas: la sinopsis, la recomendación de una editora en cuyo criterio confío muchísimo, y la propia traductora, que me dijo: "léela, aunque sea en inglés, porque es alucinante". Y me lancé, justo en un momento en que estaba leyendo autoras como Han Kang, Chimamanda Ngozi Adichie, o Margaret Atwood, Volver a casa, de Yaa Gyasi me resultaba una lectura extremadamente interesante.
Volver a casa nos presenta una historia que va de las tribus subsaharianas y la venta de esclavos, hasta los barrios del Harlem, que trata temas desde la esclavitud y el colonialismo hasta la epidemia de drogas como el crack. Yaa Gyasi estructura su novela de una forma inteligentísima: cada capítulo es la vida de un personaje. La novela entera está dividida en dos árboles familiares, y cómo los descendientes del mismo van protagonizando la propia Historia. Por lo tanto, cada vez que termina un capítulo, vislumbramos la vida del próximo personaje, la siguiente generación. Esta estructura narrativa es arriesgada, pues puede costar empatizar con los protagonistas, y en caso de conseguirlo (que opino que gracias a cómo Gyasi cuenta la historia, no es algo demasiado complicado), estos desaparecen relativamente pronto. La propia Historia se convierte en personaje. El tiempo. Los hechos. El dolor. La esperanza. La fuerza. Yaa Gyasi no construye una obra el dolor y la pérdida, sino sobre la superación, la persistencia de todo un pueblo, la voluntad de vivir. Volver a casa, es una obra durísima, destinada a revolver el estómago de lectores, cuyo objetivo es cuestionar el establishment y el statu quo de nuestra sociedad. Pero lleva un mensaje esperanzador, de que la lucha no termina ni terminará, y hay que seguir luchando, como individuales y como sociedad.
En su capa superficial, Volver a casa es una novela histórica que demuestra una documentación muy exhaustiva, y alza una voz crítica hacia ciertos elementos, palabras y formas de mencionar o llamar a aspectos como la esclavitud, o el colonialismo. Gyasi da protagonismo, sobre todo, a las mujeres. Para ella no son las principales víctimas (que también), sino las perpetuadoras de la lucha, de la resistencia. Son el brazo fuerte en el cual se sostiene toda la sociedad. Gyasi habla de codicia, de cómo tribus africanas comerciaban con otras tribus para ganarse el beneplácito de los ingleses y al mismo tiempo enriquecerse. Pero también critica la codicia de las naciones de un modo valiente y atrevido. Sin tapujos. Con crudeza.
En definitiva, Volver a casa, es una historia sobre historias. Un relato que narra desde lo más profundo que nos hace ser humanos y destapa convenciones y prejuicios, que ahonda en nuestros miedos, que pasa de una mujer encerrada durante meses junto a docenas más de mujeres en la bodega de un barco mientras son violadas repetidas veces, hasta una mujer que friega el orín en un club de jazz de Harlem. Entrelaza historias y momentos para confeccionar un tapiz caleidoscópico donde cada personaje es un hilo esencial. Todos formamos parte de algo, y todos estamos aquí a consecuencia de algo. Una novela para no olvidar.
Y me gustaría terminar con una pequeña reflexión sobre la traducción. Desde hace un tiempo me es casi imposible leer obras traducidas sin distraerme pensando en el método, el modo, las técnicas de traducción, o cómo era el original, qué pondría aquí. O incluso lamentarme por trabajos que podrían estar mejor en novelas interesantes. Con el trabajo de Maia Figueroa nada de esto ocurrió. Me leí la obra de Gyasi como si la hubiera escrito en castellano. Como si este fuera su idioma original. Y esto es lo que debe conseguir un buen trabajo de traducción, que te olvides de que existe tal traducción. El traductor es invisible. Maia Figueroa ha conseguido que Yaa Gyasi haya escrito en castellano. Una de las mejores traducciones que he leído en muchísimo tiempo.
Cuando vi que Salamandra lo publicaba en castellano casi hago palmas con las orejas. Espero leerlo pronto, porque tiene una pinta tremenda. Maia es también la traductora de Kelly Link, si no me equivoco, así que conmigo ya tiene el cielo ganado. Sin duda, una gran profesional. Saludos!
ResponderEliminarSí, Maia es la traductora de Kelly Link, y por ejemplo de las dos últimas novelas de la trilogía de Vandermeer. Soy MUY fan de su trabajo.
EliminarCreo que el libro de Gyasi te va a gustar especialmente.
Excelente libro, así como el post. El trabajo de Figueroa es para destacar.
ResponderEliminarMuchas gracias :) Y sí, Maia Figueroa es sinónimo de calidad.
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