A mí no me engañas, de Kelly Link


Conocer la existencia de un autor o autora no es lo mismo que haberlos leído. Es mi caso con Kelly Link. Conozco la existencia de esta escritora y de su trabajo desde hace tiempo pero jamás me había lanzado a leerla por una circunstancia u otra. Su Get in Trouble me llamó poderosamente la atención pero aquí quedó la anécdota. Es gratificante haber leído por fin algunos trabajos de esta interesantísima escritora, y es que Seix Barral publicó en septiembre la traducción del libro de relatos mencionado anteriormente con el título de A mí no me engañas.  No soy del gusto del componente estético y físico de este sello de Planeta, pero lo importante aquí es el contenido y no el continente.

En las solapas hay conocidos autores y periódicos (de cuyo nombre no me acuerdo) alabando el trabajo de Kelly Link, hasta aquí nada fuera de lo cotidiano. Me llamó la atención una cita que dice algo así como “asombrosa libertad”. Y creo que aquí ha dado en el clavo. A mí no me engañas es un libro que juega con la libertad de crear narraciones, por lo que Kelly Link no se corta al introducir elementos mágicos y fantásticos en su obra. La realidad y la fantasía no chocan y se entremezclan, porque en sus cuentos la realidad es así, mágica y sorprendente. Los cuentos tratan temas cotidianos desde perspectivas poco  convencionales. Y es que esto es el género fantástico, pura libertad. Por eso me sorprendió la cita, pues da a entender que quien la escribió no conoce de qué trata la fantasía. No son solo dragones y mazmorras. Como escribió Tim Pratt en uno de sus cuentos publicados por Fata Libelli, la fantasía se asemeja más a una puerta en el sótano que se abre a infinitos mundos por conocer. La fantasía es una de las ventanas de la tienda de campaña de Fran. Existe todo ese universo ilimitado ahí fuera, pero a la mayoría les aterra descubrirlo, tildándolo de “escapismo literario”.

Pero vayamos al contenido del libro. Kelly Link es asombrosamente buena narrando y la excelente traducción de Maia Figueroa contribuye a esta experiencia lectora, tal y como ya hizo en la trilogía de Jeff Vandermeer. Los relatos empiezan de forma confusa, como si mirásemos a través de un cristal empañado. Al pasar la manga por el cristal empezamos a vislumbrar algo que podemos entender. Empezamos a encajar piezas. Pero la autora no se molesta en explicarnos de qué tratan sus relatos, y ahí reside lo interesante. El lector debe reflexionar sobre ellos, trabajarlos, saborearlos y sacar conclusiones. Cada relato es una pequeña pieza reflexiva que retrata la fragilidad de nosotros mismos. A veces leer no es solo encontrar los lugares en los que nos vemos reflejados, sino que se trata de mirar por un prisma por el que no lo habríamos hecho de no ser por el empujón del autor. Se trata de descubrir nuevos lugares, pensar de manera distinta y de comprender algo que hasta ahora no nos despertaba curiosidad.




El texto de Kelly Link esconde de forma tramposa reflexiones mucho más profundas de lo que pueden parecen a simple vista. En este fragmento con el que da inicio uno de los relatos se nos cuenta en apenas un par de frases la psicología de las protagonistas:

“Ainslie no rompe el papel de los regalos al abrirlos: siempre ha sido muy cuidadosa con sus coas, incluso con las que no importan. Immyes más de rasgar, pero no es su regalo ni su cumpleaños. A veces piensa que la vida que vive tal no sea la suya, y se dice: «Immy, ya tendrás más suerte la próxima vez».Ainslie mete la uña por debajo de la cinta adhesiva y, con mucho cuidado y paciencia, saca el papel de regalo rosa de debajo de la caja con forma de ataúd.Dentro está su nuevo novio.”

Si un lector poco avispado que va buscando una resolución, probablemente se quede con el hecho de que dentro de un ataúd viene un novio. Pero un lector que disfruta escarbando bajo la superficie de las palabras habrá notado que Ainslie y Immy son totalmente opuestas. Una es muy consecuente con sus actos mientras que la otra apenas le importa su propia vida actual. Kelly Link demuestra que en pocas palabras, puede decir mucho. Por supuesto también tenemos dosis de humor. Un humor extraño y diría que incluso cotidiano, que busca la risa en la identificación del lector. Un “yo alguna vez he hecho eso”, como en este fragmento:
 “Pasan el resto de la noche viendo GIF de penes, comiendo Oreos y repasando vocabulario de francés”.

En esta obra tenemos hombres protagonistas, pero el foco de atención se centra en las mujeres. Mujeres jóvenes con traumas parentales, amistades truncadas, su difícil interacción en el mundo social, las dificultades que puede tener una mujer joven al enamorarse de un hombre adulto. En A mí no me engañas los protagonistas son los personajes y la trama queda como una excusa para presentarlos, aunque nunca carece de interés. En definitiva, y ya para terminar. A mí no me engañas es un libro que reclama la imaginación, la magia, la fantasía. Son historias se meten en lo más hondo de nosotros y nos obligan a mirar dentro. Son cuentos que nos ayudan a mirar afuera, más allá. Kelly Link  va de lo artificial a lo actual, reflexionando sobre lo que somos y lo que querríamos ser.  Coged el libro y cruzad el umbral, la mirada de Kelly Link es asombrosa y está repleta de vida.

Comentarios

  1. Que buena noticia, Kelly Link es una de mis autoras favoritas

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    1. ¿Qué has leído de ella? ¿Alguna recomendación?

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    2. Hola, enhorabuena por el blog. Te recomiendo "Magia para Lectores", su primer libro publicado en España. Es delicioso.

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