Tengo que decir que cada vez
me dan más ganas de seguir esta saga en inglés. La ardua tarea de leer esta
novela, no hace más que complicarse debido a su torpe traducción. Nombres con
poca concordancia, tiempos verbales que no concuerdan mucho: por ejemplo “Ben,
el Rápido “(en inglés, Quick Ben.) Me confunde sobremanera y me hace pararme
unos segundos para revisar que lo he leído bien. Todo esto dificulta
enormemente la lectura y se hace muy cuesta arriba. Pero la historia es tan
absorbente, tan poderosa, que he atravesado el cenagal hasta acabarla, con una
grata satisfacción final.
El prólogo de la novela empieza con esta escena.
Primero, para los
que os queréis aventurar en esta novela, tengo que alertaros de que no es una
continuación de Los Jardines de la Luna. Esta novela sucede en otro continente:
Siete Ciudades, con un elenco de personajes nuevos, algunos que hemos escuchado
nombrar en la anterior novela, y algunos muy carismáticos que volverán a dar
guerra, como Kalam o Violín (Fiddler). Esto nos lleva a una nueva introducción
larga de la situación que a veces se puede hacer pesada. Yo creo firmemente que
Erikson encuentra que el equilibrio entre la cantidad de detalles que quiere
explicarnos y cómo hacerlo, aunque he tardado más en leerlo que el primero.
Este libro es un reto.
Aunque los personajes de esta segunda novela, están algo mejor dibujados, y
entendemos mejor sus motivaciones, creo que este es el punto flaco de Erikson.
Tiene personajes muy carismáticos, pero el aire misterioso que quiere darle a
la novela continuamente, además de hacerse pesado, desdibuja las motivaciones
de algunos protagonistas. Muchas veces no entendía si ese personaje estaba en
contra de una cosa o a favor, y eso me hizo releerme muchas páginas sin haber
acabado la novela.
Mapa de Siete Ciudades.
Consejo: Leerse toda la
novela del tirón, aún sin entender nada, y luego releerla. De esta forma captareis
mucho mejor la trama y disfrutaréis muchísimo más de la obra.
La acción de la novela como
ya he dicho se traslada a Raraku y a
Siete Ciudades. Una rebelión se cierne sobre el imperio de Malaz, que tiene subyugada esta zona.
Un torbellino anuncia el alzamiento que tendrá lugar, mientras el imperio
intenta sofocarlo. La emperatriz Laseen
envía a uno de sus mejores Puños: el
wickano Coltaine. Mientras Kalam, Violín, Apsalar y Azafrán,
buscarán la manera de llevar a la chica a su pueblo natal, aunque sus objetivos
cambian durante el trayecto, provocando la desviación del camino de estos (esta
parte es importante leerla bien, sino vais a ir confusos buena parte de la
historia). Mappo un guardián trell e
Icarium un jaghut inmortal de
inmenso poder, viajan aparentemente sin rumbo en busca de los recuerdos
perdidos del jaghut. En las minas de otoralatita Felisin, Heboric y Baudin,
están condenados a pasar allí el resto de sus días, debido a la rebelión y por
el hecho de ser malazanos.
En otro lugar, Duiker, un historiador y Kulp, un amigo, se disponen a planear
como salvar a sus tres amigos encerrados en las minas. Pero todo se descontrola
cuando Coltaine y su clan wickano
deciden rebelarse en contra del imperio. A partir de aquí la acción empieza a
ser violenta y frenética. Cientos de batallas, muertes por doquier y
descripciones grotescas nos acompañarán el resto de la novela.
La marcha de Coltaine, también conocida como la Cadena de Perros.
He tenido la sensación de
que Erikson ha endurecido sus historias. No hay personaje que no sufra
sumamente antes de poder completar su periplo. Aridez y brutalidad serían
buenos adjetivos para describir el mundo de Malaz.
Hay que tener en cuenta que
las primeras 200 páginas, donde Erikson sitúa a sus personajes en el tablero,
es clave para no llevar arrastrando una bola de confusión el resto de la
novela. En pocas hojas se nos explica las motivaciones de todos los personajes
y acto seguido, todas cambian debido a situaciones que debemos intuir o
vislumbrar, ya que el autor no nos dice que es lo que ocurre. Tenemos pistas y
debemos seguirlas y averiguar que ocurre, por ejemplo que Coltaine acuda a
sofocar la rebelión, pero de pronto está luchando contra el imperio, solo
entenderemos que se ha rebelado, por ser wickano y su clan haber estado
subyugado.
Una cosa que ha destacado en
esta novela, son las sendas, el
sistema de magia de la novela. En los Jardines de la Luna, nos quedamos con la
idea de que son ríos de poder que se desatan, y estos abren una brecha de donde
surge tal poder, y que algunas de estas sendas, pueden ser usadas como
transporte. En Las Puertas de la Casa de la Muerte, entiendo que toda senda
puede ser usada como transporte, a la vez que como conductora de poder. Esto
provoca que abrirlas sea peligroso, ya que algunas se comparten entre
diferentes individuos por lo tanto, te puede aparecer algo peligroso si no
tienes cuidado. Un detalle que me ha picado la curiosidad y que lo dejo como
observación propia: ¿No podrían las
sendas también viajar en el tiempo? Es una conclusión que he sacado de
darle vueltas al asunto y de varios detalles que he visto.
Gran escena que reconoceréis los que habéis leído el libro.
El final de la novela me ha
resultado brutal, si he tardado 2 meses en leerme toda la novela, las últimas
150 páginas las leí en un solo día. Aunque muchos capítulos y escenas, queden
incompletos o mal explicados, o nos quedemos con la sensación de que Erikson
dice mucho pero no pasa nada, tengo que animaros a leer esta novela, porque si
en solo dos libros, el autor ha introducido tanto de su mundo, ¿Qué nos puede
deparar en los ocho restantes?
Seré paciente a la espera de
la resolución de muchísimos interrogantes y sobretodo de la evolución de
Erikson con la escritura, que quizá planeando mundos es un maestro
indiscutible, le falta mucho camino en el momento de narrar.
Y has seguido leyendo los demás libros de la saga?? Son brutales!!
ResponderEliminarSí, lo son :)
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