Hex, de Thomas Olde Neuvelt

Hace unos años vi este título en la librería que frecuento en Copenhague y pensé: “puf, otro copia y pega de Stephen King, qué pereza”, y me olvidé. Después me llegó una propuesta de informe de lectura de una editorial y por cosas de la vida tuve que rechazarla. Y ya unos años más tarde, dos personas en dos podcasts distintos me recomendaron el título personalmente. Y caí. Gracias Jesús, gracias Aitziber.

Hex se sitúa en Black Spring, una ciudad de unos 3000 habitantes del norte de Estados Unidos metida entre las montañas y un bosque. Aislada. Una especie de Twin Peaks. Los habitantes de Twin… digoo, de Black Springs viven en cierta comunión con una bruja. Sí, una de verdad. Una mujer que deambula por las calles y las casas de los vecinos con los ojos y la boca cosidos. Imaginaos, estáis cenando y de pronto os giráis y una mujer con ojos y boca cosidos, con harapos, arañazos y unas cadenas por todo el cuerpo está de pie e inmóvil detrás de vosotros. Pues este es el pan de cada día de los habitantes de Black Spring. En esta localidad una organización llamada HEX se ocupa de que nadie del exterior se entere de la existencia de esta bruja al mismo tiempo que gestionan las crisis del propio lugar.

Pero todo empieza a torcerse cuando un grupo de chavales, hartos de vivir bajo el yugo de HEX (no tienen Internet ni posibilidad de irse a vivir fuera o de tener parejas de otras ciudades), deciden pagar sus frustraciones con la bruja cambiando un poste de luz de lugar. En medio de la ruta semi-programada de la bruja para que ella tenga un leve accidente y ellos poder tener material en vídeo del acontecimiento sobrenatural. Quieren hacerlo público. Pero todo esto desata varios acontecimientos que, al puro estilo bola de nieve, van a poner patas arriba Black Spring.

Antes he mencionado a Stephen King, y lo cierto es que este libro bebe muchísimo de su estilo. Un pueblo como entidad, una comunidad regida por personajes variopintos, un elemento sobrenatural como amenaza. Pero no solo eso, sino el estilo de la narración, el desarrollo de mini subtramas para dar profundidad incluso al personaje más secundario, y el hincapié en generar situaciones de tensión a partir de lo más absurdo. Ah, y el estallido. A partir de medio libro se sucede un climax tras otro. Y el final… vaya, sin palabras, la verdad. 

Hex es una novela que no inventa nada nuevo, pero es una de esas historias de terror que uno piensa al leerla “anda, esto se me podría haber ocurrido a mí”, y al mismo tiempo es una novela donde tantas cosas podrían haber salido mal. El control tanto del estilo como del ritmo y la trama del autor holandés son los que hacen de este libro una novela más que recomendable. Y es que no todo el mundo es capaz de contar una historia tan verídica, interesante e intrigante sobre el enésimo pueblo en los bosques de la Norteamérica profunda.

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