La balada de Tom el Negro, de Victor LaValle


Si me seguís en Goodreads o en Twitter conoceréis mi afición por las novelitas cortas de Tor.com. He descubierto auténticas gozadas de historias. Por lo tanto, ver que algunas de estas novelas se están publicando traducidas es, para mí, una alegría tremenda. Tenemos Binti en Crononauta, Agentes de Dreamland en Runas, y la novela que nos pertoca hoy, La balada de Tom el Negro. Esta novela corta escrita por Victor LaValle se ambienta en el Nueva York de principios de los años 20. Tom es un músico de jazz venido a menos que no sabe cantar y tan solo sabe tocar dos canciones. Se gana la vida como músico callejero y estafando, de vez en cuando, a los incautos. Además hace encargos clandestinos alrededor de la ciudad. En uno de estos encargos debe ir al barrio de Queens a entregarle un libro a una bruja. A partir de aquí Charles Thomas Tester comienza a descubrir un mundo oscuro, misterioso y aterrador. Algo que no encaja con esa Nueva York segregada en barrios.

Tom (que no se hace llamar el Negro hasta la segunda mitad de la novela), decide ponerse a tocar en una calle de Queens, cuando un hombre le ofrece mucho dinero para que toque en una fiesta que celebrará en su casa. Ese mismo día dos policias (un detective y un agente) le cuestionan sobre la presencia de un negro (el propio Tom) en un barrio como Queens. A partir de aquí estos dos agentes comenzarán a ser la sombra que amenazará a Tom. Y no solo esta, sino que hay algo más. Un misterio cósmico, insondable, profundo.

La balada de Tom el Negro es una novela que sigue el canon actual de novelas neolovecraftianas. Tenemos un protagonista oscuro, venido a menos y que muy probablemente terminará mucho peor al final del libro. Tenemos una ambientación urbana, y el elemento de los dioses cósmicos. Debo reconocer que, aunque en la portada aparecen los tentáculos, no había leído nada de la novela por lo que me pilló relativamente por sorpresa. Esto jugó a favor de la novela, pues además de este, tiene otros puntos a favor. Es una obra breve, con un estilo muy directo y eficaz, y el ritmo de la lectura ayuda a que en un par de horas uno se haya terminado el libro. Engancha. Mucho. Y eso es algo que yo valoro una barbaridad. Como ya he dicho muchas veces, la mayor virtud de un libro para mí no es ni el estilo, ni una trama super elaborada, ni los temas. Es que enganche. Que entretenga. Si el libro consigue hacerme sentir ganas de terminarlo cuanto antes porque no puedo esperar a saber el final, las horas en ese libro han valido la pena. 

Victor LaValle no se enreda con ambalajes o estructuras complicadas. Es historia muy directa y lineal, va de A a B, y de hecho es relativamente predecible (sobre todo si conoces elementos del lovecraftianismo). Pero creo que esta es precisamente la característica que juega a favor del libro, ese estilo y estructura sencillos favorecen la atmósfera oscura y agresiva de la historia. Tom es un negro de Brooklyn que acaba metido en tejemanejes de los blancos de Queens. ¿Qué hay más aterrador que esto? Hasta la primera mitad del libro sentimos verdadero pánico por lo que le pueda ocurrir al protagonista, y no hablo de amenazas sobrenaturales. Hay una escena concreta en la que nota como tres hombres le persiguen y le van soltando comentarios. Al final, aterrorizado, se da la vuelta y ve que son tres niños menores de 15 años. Este tipo de detalles ayudan a maquillar el escenario en el que se desenvuelve la historia y le otorga al escenario un componente necesario y especial.

La balada de Tom el Negro es una historia interesante, misteriosa y que da cosica. Al mismo tiempo es entretenida y accesible. Esta historia está inspirada en El horror de Red Hook, relato de Lovecraft que, si he leído (en su día me leí los dos tocho-volumenes de la obra de lovecraft en Valdemar), no recuerdo. Intuyo por dónde van los tiros de los comentarios que hablan de que LaValle le da "una vuelta de tuerca al racismo del relato original", y desde luego el racismo es un tema a tratar en esta novela, pero en mi opinión LaValle no cae en convencionalismos ni el juego fácil de buenos y malos. En definitiva, una novela más que recomendable, y con una traducción de Pilar Ramírez Tello magnífica. De verdad, si veis libros traducidos por Pilar, da igual el autor, compradlos y leedlos. Garantía.

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