Me he dado
cuenta de que al iniciar esta reseña, no me acordaba del nombre de la novela.
Tampoco del autor. Y esto me ha hecho reflexionar. Hay novelas que entretienen,
otras que dejan poso, otras que te hacen reflexionar y otras que simplemente,
olvidas. La espada de Shannara, de
Terry Brooks, pertenece a este último grupo. ¿Es una mala novela? Creo que no
es tan fácil como decir blanco o negro, hay una serie de matices que la hacen
ser lo que es. Terry Brooks lo ha reconocido muchas veces, él escribió una
historia que se inspiraba directamente en la obra más popular de Tolkien.
Aunque a veces confundimos “inspirar” con “calcar”. Y no estoy diciendo que sea
una copia, digo que Brooks escribió La espada
de Shannara con La comunidad del
anillo en la cabeza, bastante fresca. De nuevo, ¿lo hace esto una mala
novela? No, no lo creo. Pero maticemos en profundidad.
Mis
problemas con esta novela son, por ejemplo, la enorme falta de economía de
lenguaje. Brooks necesita párrafos larguísimos para describir escenas muy
simples. Sobre todo con paisajes. No por describir más, el lector imagina
mejor. Brooks se recrea en pasajes no especialmente bien escritos y parece
llenar con más y más palabrería una clara falta de habilidad narrativa. Además
los personajes de Shannara son planos, simples y están cargados de clichés. En
definitiva, es imposible crear un vínculo con ellos porque no son creíbles. Terry
Brooks tardó siete años en escribir la primera novela de la trilogía de
Shannara. Siete años para imitar (mal) lo que Tolkien ya hizo. Siete años que
demuestra que el autor no entendió la obra de Tolkien y tiró por la tangente,
es decir, copiar las aventuras y dejar de lado la profundidad filosófica y
ética (además de mitológica) que pedía una obra de fantasía de esta índole.
Oz
Editorial hace un buen negocio reeditando la trilogía de Brooks. Y aplaudo lo inteligente de reeditar este clásico. Ha hecho
coincidir la salida de la segunda novela, Las
piedras élficas de Shannara, con la adaptación de la MTV de ésta segunda
novela. Por desgracia no comparto el entusiasmo (y lo he intentado, lo prometo). Hay algo que me cabrea del libro, y es que hay una buena idea tras todo
esto. Una idea que es totalmente dejada de lado. La novela se ambienta en un
mundo postapocalíptico, que por una u otra razón ha provocado que la raza
humana se divida en diferentes razas o seres: elfos, enanos, gnomos, trolls…
Todos ellos conviven en este mundo pseudomedieval-futurista. Pero parece que la
idea le vino grande al autor, ya que se desarrolla poco o nada el porqué de
todo ello.
La espada de Shannara, en definitiva, se queda en poca
cosa. Es el ejemplo perfecto de cantidad en vez de calidad. Donde se podría
haber desarrollado una buena novela, tiene lugar una sucesión de aventuras sin
ton ni son escritas de forma torpe, personajes con poca gracia y diálogos que
dan algo de vergüenza ajena. Una novela repleta de todos los tópicos de la
fantasía, es decir, criaturas como orcos o elfos; objetos mágicos poderosos,
magos, deux ex machinas, camino del héroe y todo lo que os podáis imaginar que
suene a cliché del género. Y diréis “pero
esto no tiene que ser malo por necesidad, hay muchas novelas así”. Cierto,
pero lo negativo está en que es una de las novelas de fantasía más vendidas y
leídas en el mundo, y probablemente de las que más han contribuido a que cada
vez más y más lectores se hayan alejado de este género literario. Sobre decir
que no me voy a acercar al segundo volumen de esta trilogía.
Y por favor,
no me hagáis mencionar la adaptación de la MTV. Una burda imitación de
Crepúsculo destinada a adolescente en plena pubertad hormonada que no merece ni
un minuto de nuestro tiempo.
Pues procura no acercarte tampoco a La ruina del amo execrable, de Sthepen Donaldson, que tiene el personaje mas odioso de toda la fantasía épica de la historia. Con esa si que me cabree hace muchos años aunque en este caso si que esta hecho a propósito (o eso prefiero creer). Y otra que me parece no mala sino repulsiva es la de la Espada de la Verdad, de la que también hay serie y que es un cliché tras otro sin parar.
ResponderEliminarTenía un compañero de piso que leía La espada de la verdad, y me pasaba el día tomándole el pelo. Después descubrió a Abercrombie y se volvió una persona de provecho.
EliminarYo empecé a leerla estas navidades... pero llegué a la página 125 y ahí ha quedado en espera porque me aburría soberanamente... Y mira que yo me leo lo que sea xDDD Vamos, con decirte que la serie de TV me parece hasta entretenida al lado del libro... No sé si, una vez que la termine, me haré con el segundo tomo, me han dicho que ya mejora bastante... esperaré por si acaso... :D
ResponderEliminarMe ha encantado lo de que es un ejemplo perfecto de cantidad en vez de calidad... no habría podido definirlo mejor ;)
Ya vi en GR que no habías podido con el libro. No es para menos. Yo Terry Brooks ni con un palo a partir de ahora. Ni con dos palos.
EliminarSuscribo todo lo que se dice en el post, excepto la parte de adaptaciones, que no he visto.
EliminarGracias, de verdad, gracias por ahorrarme una lectura (y de paso, casi la serie XD). Llevo tiempo siguiendo por GR a ver que decía la gente, y todo el mundo coincidía más o menos, en que era eterno, con bastante mala narrativa donde necesitaba describir las cosas mil veces (o si no, no quedaba a gusto); y que lo más interesante, que es ese mundo pseudomedieval-futurista, se queda sin desarrollo ni nada. En fin, lectura que me ahorro, hay poco tiempo y muchas lecturas interesantes este año que dedicarles mi tiempo. Un abrazo^^
ResponderEliminarHola no sé si puedas enviarme los libros Ami correo plis
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