Desde que se publicó la
novela andaba tras ella, y no porque conociera mucho curriculum de su autor
(que lo hay) si no porque me llamaba, es de esas corazonadas que un romántico lector
todavía tiene.
Con motivo de la firma de
libros de Alberto Morán en la Gigamesh de Barcelona adquirí un ejemplar
dedicado a un lector anónimo (yo) que reza: “Agarra a Torcuato de la mano y ayú(aquí
cambia la tinta del bolígrafo)dale a recorrer este camino de baldosas amarillas”.
Publicada por la editorial Tyrannosaurus Books, con portada de Daniel Expósito
(a quien conocí este mismo día) y con banda sonora de Félix Royo que podéis
encontrar aquí.
A modo resumen la sinopsis
está genial y sintetiza el argumento central de la novela. Como protagonista
tenemos a un niño de 12 años que durante la post-guerra española, es ingresado
en un manicomio de Valladolid.
La inocente mirada de
Torcuato nos acompañará durante todo el trayecto, evolucionando, y con un
segundo Torcuato, un yo interior muy peculiar que nos permite vivir esa
supuesta locura que se dice que tienen los esquizofrénicos.
Al acabar la novela me he
encontrado con un batido de emociones, una tormenta se desataba en mi cabeza,
he reído, he llorado, me he mordido el labio y he suspirado. Por lo que eme
resulta muy complicado abordar esta reseña y que destacar sobre ella.
Cada vez que escucho lo
típico “es que yo no leo autores nacionales, no hay buena literatura” se me
suben a la boca decenas de nombres para escupir en la cara de tal blasfemo.
Juande es un gran ejemplo de buena literatura, ya no de estar perfectamente
escrito, con palabras cultas y ritmos perfectos, si no de lo que una buena
novela necesita, imaginación y originalidad. De escribir lo que sientes. “Write what you know” como diría George Martin.
La agilidad de la novela es
muy sutil, sin darte cuenta has consumido la mitad de la obra y no te sientes
apenas cansado o empachado de palabras, al contrario, sientes una necesidad de
seguir leyendo imperiosa. El libro me ha durado dos tardes (y eso que he
intentado racionarlo).
Sobre la historia, que
decir, en la contraportada pone “terror”. Si, supongo que sí, pero no al terror
que nos tienen acostumbrados de sangre, vísceras, fantasmas y sustos baratos.
Imaginaos un niño de 12 años apartado de su familia y considerado “loco”. Ya
solo ese planteamiento me causa horror, no os quiero contar lo que encontrareis
dentro, pero os recomiendo leerlo en una época anímica fuerte. Es una historia
dura y que quizá exactamente así no, pero estoy seguro de que hay personas que
vivieron situaciones similares en aquella dura post-guerra que no nos queda tan
lejana.
El término loco se usa mucho
en esta historia y Juande le da la vuelta. ¿Somos locos porque nos han dicho
que somos locos? ¿Son menos locos por dictar ellos las normas? Lo que está
claro es que la discriminación social de entonces era durísima y lo es ahora. ¿Qué es la locura? Nos plantea Juande
indirectamente. Escuchar voces es estar loco, pero, ¿es por eso que hay que
apartar de la sociedad a una persona? Yo tengo clara una cosa, loco o no, si me
metieran en un manicomio, mi mente se refugiaría en algún otro lugar, de eso
estoy seguro.
El manicomio de San Juan de
Dios (si, como el autor) es el mal. Allí los pacientes son vejados y
maltratados, no hay piedad, no son personas, no son humanos y los pocos
vestigios de humanidad que les quedaran, les son arrebatados por otros humanos
que necesitan sentirse superiores a ellos.
La resolución de la novela
es de esos finales que te gustaría escribir a ti. “¿Y porque tiene que haber una razón?” nos escribe Juande de boca de
un personaje. Es una frase que encierra una gran profundidad, la mayor parte de
las veces, actuamos irracionalmente, sin pensar ni saber porque. ¿Instinto? No lo
creo. Es algo que quizá nunca sabré o no quiero saber, la naturaleza humana es
agresiva, mezquina y engañosa. Pero Juande nos envía un mensaje de esperanza,
siempre hay luz en la oscuridad. Siempre sale el sol tras una larga noche.
Ante todo, es una novela que
relata una historia de amor difícil, sin romanticismos, sin tonterias. Una
historia de amor creíble, cruenta y difícil. Extremadamente cruel y triste a la
par que hermosa y bella.
Una novela que recomiendo a
todo el mundo, pero advierto, tened el corazón en un puño, pues es una novela
dura, donde se busca (sin necesidad de una gran catástrofe ni una horda de
zombis) la naturaleza odiosa de la humanidad que pugna por autodestruirse como
un virus. Os animo a acercaros a las
puertas del manicomio San Juan de Dios a conocer la historia de Torcuato.
Todavía no lo he leído, pero ahora que sé que va a estar en el festival Celsius... a ver si me animo.
ResponderEliminarTe lo recomiendo, es muy corto 150 páginas más o menos y se lee de un tirón, encima engancha. En cuanto tengas un hueco dale caña que en dos días te lo acabas y verás que las emociones que deja en ti son brutales.
EliminarLo tengo separado en la estantería, ahora lo abordare con más ganas.
ResponderEliminarEspero que lo hagas pronto y compartas tus impresiones con nosotros, es una gran obra que seguro te conmoverá.
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