Llevo con la reseña de El informe Monteverde, de Lola Robles, en borradores casi 2 meses. ¿Por qué? Pues porque quiero hablar de muchas cosas y no sé cómo. Y esto no me suele ocurrir. ¿Y esta introducción tan extraña? Es mi blog personal, ¿no? Y me apetecen estas líneas para coger el ritmo y entrar al trapo. Si soléis estar alerta de las novedades de género fantástico y no vivís en una cueva conoceréis a la editorial Crononauta, una pequeña editorial independiente conocida por haber publicado Binti, de Nnedi Okorafor (trad. de Carla Bataller). No hace mucho han reeditado Consecuencias natuarles, de Elia Barceló. Y hace unos meses la novela que hoy nos ocupa, El informe Monteverde, de Lola Robles.
El informe Monteverde es una novela de ciencia ficción especulativa que busca reflexionar y analizar los efectos del lenguaje y la comunicación en distintos aspectos. ¿Cómo condiciona nuestra sociedad, el entorno y nosotros mismos el lenguaje? ¿Nuestro particular idioma o incluso forma de expresarnos condiciona lo que queremos comunicar o lo que pensamos? ¿Es el idioma una herramienta de control, a la vez que de liberación? Como veis, son planteamientos clásicos de la ciencia ficción que siempre resultan igual de apasionantes. No en vano Embassytown, una novela de ciencia ficción que reflexiona sobre la comunicación entre humanos y unos alienígenas, y La historia de tu vida, un relato que, en esencia trata lo mismo (aunque desde perspectivas distintas) son de mis historias preferidas del género. Lola Robles ofrece una perspectiva algo distinta. Por sintetizar un poco la historia, la novela narra la estancia de Rachel Monteverde en el planeta Aanuk donde debe recopilar toda la información posible sobre el idioma de sus habitantes, los aanukiens, un pueblo nómada, sencillo y despreocupado, y de los fihda, una comunidad de ciegos que viven en cuevas y son religosos. Monteverde a través de su diario nos cuenta de forma no cronológica sus descubrimientos y reflexiones sobre el idioma y la forma de comunicarse de las dos culturas, además de problemas e imprevistos que dan color y ritmo al libro.
El libro tiene mucho más interés por la contemplación y la reflexión que por la acción, y no debéis entrar en esta novela buscando un libro de aventuras. Más acorde a las historias especulativas de Le Guin, El informe Monteverde logra su ritmo a través de una estructura ágil con descripciones maravillosas y descubrimientos alucinantes. Cabe destacar que sus personajes, en concreto Monteverde, soportan gran peso de la historia y yo personalmente he quedado fascinado con algunas escenas del libro. El informe Monteverde es una historia pausada, tranquila, que utiliza varios tropos de la ciencia ficción para cuestionar aspectos que creemos escritos en roca. Lola Robles es muy sutil con las críticas y las reflexiones, y eso es algo que me ha gustado sobremanera, ya que no he sentido que me tratara de aleccionar ni que me tratara de tonto (con explicaciones sencillas y masticadas). Por desgracia, tengo la impresión de que la autora no acaba de saber cómo cerrar la historia, que termina sin clímax, sin conclusión, y deja una sensación de algo inacabado, de algo incompleto, al terminar el libro.
La reedición de esta novela de 2005 viene con una cubierta e ilustraciones interiores de Marina Vidal, una de mis ilustradoras preferidas. La edición es genial, pequeña, con buen papel y manejable. Es una novela cortita que os recomiendo mucho si os apetece una historia sobre los efectos del lenguaje en nuestras vidas.
Muy de acuerdo. Me parece una lectura para dejarse hipnotizar. Una lectura breve para reflexionar sobre el lenguaje y el uso que hacemos de él cada día. Y además, las ilustraciones de Marina redondean todo. Muy recomendable :)
ResponderEliminarMuy de acuerdo, Dani.
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