La primera parte de la saga
de los Assassini se ha titulado La espada maldita, título que para mí hace
referencia metafórica al protagonista (o a uno de ellos). Antes de empezar a
leer este libro me convencí leyendo muchas reseñas, ya que huía despavorido de
cierta frase que decora la portada: “Una reinvención del mito del vampiro”. De
hecho, este mito ha sufrido mucho, ha sido vapuleado y maltratado por ciertas
novelas y películas últimamente, por lo que otra novela ambientada con este ser
no me llamaba lo más mínimo. Mi interés despertó cuando empecé a escuchar que
de vampiros poco, que era una novela historia, de intriga palaciega, de
asesinos y con una ambientación muy lograda. Fue entonces cuando me hice con la
novela y me zambullí en sus páginas.
La lectura ha sido rápida,
tres días, pero no por ello sencilla. El estilo de J. C. Grimwood es a menudo
críptico y confuso, sin facilidades para el lector. Lo peor de todo han sido
los diálogos. No sabes quién está hablando ni a quién se dirige, por mucho que
releas el párrafo no lo vas a saber porque no está explicado. De pronto alguien
habla y otro responde se desencadena una
acción y tú, con toda tu buena intención te quedas pasmado con los ojos como
platos. “¿Pero esto qué es?” piensas. Pero entonces un autor consagrado en el
género, con un número notable de novelas a su espalda te viene a la mente.
Steven Erikson. El estilo de Grimwood es incluso más confuso que el de Erikson,
pero eso sí, más poético y mejor escrito. Esto lo considero un error grave
además de muy peligroso, porque un lector no entrenado en lectura de textos
crípticos y arcaicos, puede abandonar la novela tras pocas páginas.
Hay un fragmento que me
hubiera gustado poner, pero es un spoiler gordo, si alguien quiere que se lo
pase que me lo diga, porque es para flipar. De hecho, lo voy a resumir: cuatro
personajes, uno de lo dice a otro que se vaya con los otros dos personajes,
este accede. Estos tres personajes se ponen a hablar y hablan sobre el cuarto
que se ha quedado en X sitio. De pronto porque si, este cuarto personaje está
con ellos hablando y contestando y de pronto vuelve a estar alejado, al mismo
tiempo. Por lo tanto no tienes ni idea ni de donde están los personajes ni con
quién están hablando. La transición de escenas y personajes suele ser pésima.
Grimwood nos hace una
introducción de casi cien páginas donde no entendemos nada. Nos muestra ciertas
pistas muy desordenadas y sin sentido, pero que una vez pasado el linde de las
150 páginas aproximadamente empezaremos a encajar. Por lo tanto, no solo hay
que lidiar con un estilo complejo, sino que hay que superar una cuesta de
ciento y pico páginas para poder empezar a disfrutar la novela.
He leído reseñas donde esas
cien primeras páginas se han hecho eternas. A mí se me pasaron volando, quizá
por lo que he dicho antes, mi experiencia leyendo a Erikson me ha ayudado a
salvar ese bache. La historia lo vale, el argumento es muy interesante, las
intrigas palaciegas de la novela se nos muestran como un espectador más, por lo
que nos enteramos de las cosas a medias, creando más dudas e incertidumbres
pero quizá el plato fuerte, más que la trama en sí, es la ambientación. La
escenografía de la novela está mimada al detalle, podemos imaginarnos el olor
de las calles, el color de las paredes de las casas y los ruidos de la ciudad
de Venecia con toda claridad. El viaje por el que Grimwood nos lleva es
absolutamente maravilloso.
Pero tened en cuenta esto:
Venecia no es una ciudad amable. Violaciones, castigos violentos,
despellejamientos y asesinatos están a la orden del día. Una ciudad donde los
niños temen salir a la calle a oscuras. Donde los presos residen en cárceles en
las que hay que bombear el agua para no ahogarse. Donde unos asesinos de élite
luchan contra otro cuerpo de élite en medio de un mar de mentiras, complots y
sangre.
El protagonista tarda en
aparecer y en un primer momento su entrada es fría y no será hasta las páginas
finales donde conectaremos con el personaje. Por el camino hay otros personajes
más sencillos y más planos que para el lector, dentro de ese mar embravecido
que es la novela. Aun así Tycho se muestra un personaje profundo y confuso, a
veces parece mal construido, en otras ocasiones Jon Courtenay nos hace creer
que lo tiene controlado. Cuando uno acaba la novela se va dando cuenta más o
menos del asunto.
Esa es otra, la novela
cierra pocas tramas, por no decir apenas ninguna, deja el final abierto para la
segunda parte que ya está publicada por LeeRunas y se llama El Proscrito.
Viviendo en un mundo de trilogías, sagas y demás, esto puede molestar al
lector, pero yo recomiendo leer esta novela que he disfrutado mucho pese a no
haber entendido mucho hasta la mitad de la misma. Si en algo destaca Grimwood,
es en el poético lenguaje y la ambientación de su novela.
Pues en general coincido contigo en todo. Es cierto que al principio cuesta pillarle el truco y que hay demasiadas zonas confusas. También hay que saber disfrutar del estilo de Grimwood, y de la ambientación tan trabajada que propone.
ResponderEliminarPara mí la segunda parte es mucho mejor que la primera, bastante más accesible y con mucha más acción. Si la evolución se mantiene, el tercer libro puede ser un novelón.
La escena que quería introducir es la batalla de los barcos. Y sí tengo ganas de leer el segundo libro que tu reseña me dejó con las ganas, a ver que tal el tercero que creo que en inglés ya está publicado ¿verdad?
EliminarOs dejo la reseña de la segunda parte por si os interesa:
ResponderEliminarhttp://booksymusic.blogspot.com.es/2013/08/el-proscrito-jon-courtenay-grimwood.html
Para mi también es mejor la segunda, más divertida y amena, quizá porque ya estás familiarizado con la pluma de Grimwood y sus personajes.
Saludos!
Gracias por la visita.
EliminarTengo ganas de leer la segunda parte, que la tercera ya ronda en inglés. Seguramente caigan pronto.
Me pasaré por tu blog, un abrazo.