Pocos
escritores de fantasía actuales pueden alardear de mantener una productividad
tan elevada como Brandon Sanderson. Tal vez sólo Michael Moorcock, famoso por
tardar entre tres y diez días en escribir sus primeras novelas, pudiera superar
la sobrehumana velocidad de Sanderson para hilvanar novela tras novela —o
novela junto a novela, dado como las escribe en paralelo— cual in your face dirigidos a otros dos
populares y lentos escritores de fantasía épica a los que quizás no haga
falta nombrar. Y sin embargo, lo milagroso no es su velocidad, si no que a
pesar de ella consiga demostrar con sorprendente frecuencia que
puede llegar a convertirse en uno de los escritores de fantasía más
interesantes del panorama. Lo que Sanderson ejemplifica, al menos para mi, es
que la comercialidad no es incompatible con la calidad ni esta con la
diversión. Sus puntos fuertes no están en el estilo si no en la capacidad de
trabajar la trama y las escenas, especialmente las de acción. A cambio, muchas
de sus obras son reelaboraciones del esquema clásico de Campbell y tiene un
cariño, tal vez excesivo, por un elenco de personajes genéricos que recicla una
y otra vez. Uno de los valores de la saga de Alcatraz que
comentaremos en este artículo es, precisamente, la voluntad de alejarse de sus
planteamientos habituales, aunque ya veremos que el proyecto se desinfla
después de un comienzo magnífico.
Mi
alusión anterior a la tendencia de Sanderson a recuperar ciertos elementos
narrativos que domina con facilidad no
niega su interés por explorar públicos (juvenil, adulto), subgéneros, temas,
estilos y formatos. Tal vez se deba a la necesidad de buscar estrategias para
evitar el aburrimiento del escritor hiperactivo, pero el catálogo de su obra
publicada deja claro que es un escritor inquieto; las mejores muestras
de ello (entre lo que he leído), hasta ahora, se pueden encontrar en tres de
sus libros o series: las aventuras de Stephen Leeds en Legion y Legion:
Skin Deep; la fantasía moral de El Alma del Emperador (The
Emperor’s Soul, ambientado en el universo de su primera novela, Elantris)
y la gamberrísima fantasía juvenil de los cuatro libros de Alcatraz
publicados hasta la fecha (Alcatraz Versus the Evil Librarians (2007); Alcatraz
Versus the Scrivener's Bones (2008); Alcatraz Versus the Knights of
Crystallia (2009); Alcatraz Versus the Shattered Lens (2010); más un
quinto previsto para 2016). Es en estos últimos en los que Sanderson se muestra
más espontáneo y establece una relación más directa con el lector a través de
una fractura constante del cuarto muro que lleva a cabo de forma creciente,
hasta el abuso, a lo largo de la saga.
Alcatraz,
pues, es una saga de cinco novelas juveniles de las que sólo cuatro se han
publicado hasta la fecha. El protagonista absoluto del libro y narrador en
primera persona es Alcatraz Smédry, aunque su familia y algún otro personaje
son personajes secundarios importantes. Las cuatro novelas están planteadas
como volúmenes de la autobiografía de Alcatraz, que escribe desde,
presuntamente, su ancianidad y explica como pasó de ser un huérfano con
problemas de adaptación que saltaba de familia de acogida a familia de acogida
a convertirse, en contra de su voluntad, en el principal héroe de una
civilización secreta de la que la humanidad no sabe nada —he aquí una de las
principales claves de la saga: la historia secreta—. Esta civilización,
pacífica, vive en guerra con otra civilización secreta formada por bibliotecarios
malignos (decidlo otra vez: bibliotecarios MALIGNOS. Me encanta) que tiene
sometida a nuestra sociedad, secretamente, desde hace siglos. Su dominio se
lleva a cabo a través de un control absoluto de la información, hasta el punto
de manipular los GPS y los mapas de los aviones para evitar que la humanidad
descubra LOS CONTINENTES que existen entre Europa, África y América, además de
reescribir la historia para que sigamos, atentos, aborregados. No me extenderé
mucho más acerca de esto, pero la construcción del mundo de Alcatraz es, junto
al sistema de magia y la voz del narrador, uno de los elementos más divertidos
e interesantes de la saga, especialmente en su primera entrega. La serie
empieza siendo una especie de anti-Harry Potter, aunque lo que en Alcatraz pasa
por magia es tan raro como divertido. La historia, en cualquier caso, no tarda en
alejarse de los derroteros seguidos por la saga del popular niño mago de J.K.
Rowling.
Así,
Alcatraz Smédry vive en una inopia más o menos agobiante, sin la más mínima
sospecha de la realidad oculta tras el mundo que conoce, hasta que aparece su
abuelo —salvando su vida en el proceso— y le explica el significado de ser un
Smédry, el misterio tras la desaparición de su padre y la huida de su madre, y
el papel que juega su familia en la guerra entre los Reinos Libres y las sectas
de los Bibliotecarios Malignos. A partir
de aquí irá conociendo la sociedad de los Reinos Libres y al resto de Smédrys,
prácticamente una familia de superhéroes con poderes a cual más estrafalario:
romper las cosas —con la capacidad defensiva y ofensiva que ello conlleva—;
llegar siempre tarde —entre otras cosas, a la bala que podría acabar con tu
vida—; perderse en cualquier sitio —para aparecer luego a miles de kilómetros
de distancia, en el lugar que necesitas estar—; tropezar espectacularmente —y
evitar así ataques y peligros—... La propuesta de Sanderson es mucho más
original (por no decir gamberra) y mucho más libre que a lo que nos tiene
acostumbrado, y de hecho la investigación de la naturaleza de estos poderes —y
de su lado oscuro— es uno de los principales motores de la narración. Nadie se
sorprenderá si digo que los gags, a menudo del estilo más descaradamente slapstick,
son uno de los principales recursos que utiliza Sanderson a lo largo de unas
novelas impregnadas de un humor descarado y absurdo; humor, huelga decir, que funciona
muy bien hasta que deja de hacerlo.
La
cosa es que, como ya he dicho, el narrador de la historia es el propio
Alcatraz, y es uno de los mejores ejemplos —o, al menos, de los más exagerados—
de narrador no fiable que he encontrado. Sanderson opta por un narrador que
interpela constantemente al lector tomándole el pelo y creando falsas
expectativas que luego procede a destrozar con todo gozo y ningún tipo de
vergüenza, en una constante invasión del
cuarto muro que da pie a infinitas bromas metaliterarias. Eso es bueno en los
dos primeros libros, irritante en el tercero, y absolutamente odioso en el
cuarto, en el que el narrador rompe una barrera más y deja que su voluntad
controle, de forma impostada y devastadora para la verosimilitud de la novela,
al resto de personajes, meros títeres sin ningún tipo de agencia. Del uso al
abuso solo hay un paso, la misma distancia que hay entre el borde del andén del
metro y el golpe que te puede convertir en una crêpe humana. Es una pena porqué
la voz de Alcatraz Smédry y su conciencia de ser el autor del libro son uno de
los detalles que más personalidad le dan a los primeros libros.
Por
lo demás, la prosa de Sanderson —que nunca fue su cualidad más destacada— se
muestra aquí especialmente descuidada, aunque al menos en los primeros libros
eso no afecta al disfrute de la lectura. Al fin y al cabo, esto parece un divertimento
y un pequeño juego más que una novela, o serie, con ánimo de romper moldes, y
tal vez de ahí nazca su frescura y su espontaneidad. Sospecho, también, que ha
sido cuando el autor ha dejado de divertirse con su obra cuando el interés de
esta ha decaído, perdiendo en el camino las virtudes que camuflaban, cuando no
destruían, otras limitaciones de las novelas.
En
resumen, la saga de Alcatraz Smédry consiste de cuatro libros de calidad
decreciente, con dos primeras entregas fascinantes, una tercera que se deja
leer, y una cuarta que solo puedo calificar de frustrante. A pesar de todo,
deseo de verdad que Sanderson escriba el quinto y último libro de la serie y
saber cómo llega a convertirse el Alcatraz dicharachero y valiente que
protagoniza las novelas en el narrador cínico y antipático que nos explica su
vida. Además, teniendo en cuenta la brevedad de cada una de las cuatro novelas
y la originalidad de la propuesta, no puedo dejar de recomendar la lectura de,
al menos, la primera entrega. Tanto los interesados en la literatura juvenil
como los admiradores de Brandon Sanderson descubrirán un mundo fascinante y
pasarán unas horas divertidísimas. Eso sí... entrar a una biblioteca jamás
volverá a ser lo mismo después de leer estos libros.
Autor: Miquel Codony
OH! le tengo ganas a estas novelas (bueno, al menos las dos primeras) Se sabe algo de su publicación en castellano o tendré que conseguir los libros originales?
ResponderEliminarDe momento no hay noticias (que yo sepa) de la publicación de Alcatraz en español. Pero si puedes en inglés, siempre es mejor.
EliminarComo me entristese que algunos libros no vean la luz en español, por desgracia mi nivel de ingles no es lo suficientemente bueno para poder disfrutar de una novela.
ResponderEliminarPor desgracia ese es uno de los efectos de la piratería: si esperas vender unos pocos cientos de ejemplares no compensa traducir el libro. A cambio disponemos de bibliotecas que nuestros padres o abuelos jamás podrían haber soñado tener, metidas en un sencillo pendrive... Todo tiene un precio en esta vida...
EliminarDebo retractarme años despues ya que finalmente los tradujeron todos.
ResponderEliminarLei los 5 y aunque es distinto al resto de los trabajos de Brandon Sanderson,me gusto mucho la saga.En especial porque revelan quien mato a Asmodian.
@TOTOSAMA sabe dónde puedo encontrar los libros en virtual? no tengo el tiempo, el dinero ni el permiso de salir a buscar una biblioteca que los tenga y con toda la cuarentena solo me queda leer en pdf ;-;
EliminarLas bibliotecas prestan en digital. No es necesario robar. No hay excusas.
EliminarViva Alcatraaaaaz!!!
ResponderEliminarUnos libros brutales