A Nina Allan
tuve la enorme suerte de conocerla durante el Celsius de 2013, donde presentó
en una corta charla junto a Lauren Beukes, algo de su trabajo. Aquella charla
fue de las más interesantes y muchos de los asistentes nos quedamos con el
deseo de que alguien trajera alguna obra de la autora al español. Personalmente
me hice con Spin pero nunca tuve la ocasión de leerla.
Actualmente
hay dos publicacions de Nina Allan al español, Maquinas del tiempo (Nevksy,
2014) y la novela corta de la que hablaré hoy, Tejedora (Fata Libelli, 2014). Esta novela corta es Spin, la que tantas ganas tenía de leer,
y que mejor ocasión que con una brillante traducción de Fata Libelli.
Tejedora narra la historia de Layla, una joven
artista hija de una famosa y difunta tejedora. Ya desde pequeña demuestra tener
un talento abrumante para crear con las telas. Pero hay una enorme sombra sobre
ella, y es el destino que todos parecen decir que tiene, el de ser una
clarividente. Ella se niega y decide marcharse del pueblo, en busca de su
propio destino.
Nina Allan ha
adaptado de forma magistral el mito de Aracne. Situando el relato en una Grecia
alternativa que a veces no sabemos si se trata de un lugar actual o milenario
ya que tan solo tenemos referencias escuetas a la tecnología que usan para
viajar, pero poco más. Este detalle confiere a la obra un toque de pérdida, de
desamparo, como si nosotros durante la lectura estuviéramos constantemente buscando,
junto a Layla, el lugar al que pertenece.
Tejedora ganó el British Science Fiction Award
de 2014 a mejor novela corta. Esta novela está tejida con una sensibilidad que
me ha dejado pasmado. La dramática alegoría sobre los sacrificios y riesgos que
tomamos en nuestra vida y la desesperación de los mismos en la vida de un
artista (en este caso de una tejedora, pero que puede aplicarse perfectamente a
la de escritor).
La revisión
del mundo griego clásico es brillante. Mitos y supersticiones se mezclan con la
tecnología y una sociedad moderna y donde una tejedora, en este caso clarividente
es un mal augurio.
¡Spoiler alert! |
Como
historiador del arte, aprecio mucho las novelas que toman este elemento como
pilar del argumento, y en Tejedora
ocurre precisamente esto. Layla se debate entre aceptar que su talento
artístico es fruto de un linaje y por tanto herencia de su madre o una
habilidad en la cual ella es extremadamente talentosa.
Nina Allan no
nos proporciona respuestas a estas preguntas, nos obliga a descubrir junto a
Layla sus propios sentimientos y su evolución. La narración es ambigua en
cuanto a la fantasía. ¿Existen los dioses, la clarividencia y la magia? Esta
pregunta no tendrá respuesta de sí o no, si no que el desarrollo de la novela
girará en torno a estas de forma ambigua y equilibrada.
Nina Allan
tiene un talento desmesurado para crear el contexto de la novela, con pocas
palabras consigue definir todo un entorno vivo y en movimiento. En mi caso fue
la palabra “autobús” la que de pronto dio color a toda una escena que se
debatía en blancos y negros.
Otro elemento
que me ha fascinado es la descripción de los colores que hace Nina a través de
la percepción de Layla. Es la primera vez que leo colores tan hermosos y
evocadores. Esta forma de narrar me ha dejado claramente impresionado y debo
reconocer que me ocurrió algo inusual, una vez terminada la novela, la volví a
releer. Necesitaba revivir todo aquello, volver a los colores, a la narración
de Nina.
Es cierto que
el final quizá es abrupto si lo comparamos con el desarrollo del resto de la
novela, pero creo que encaja con la situación, en mi opinión, es un final igual
de bello que el resto de la historia.
No sobra decir que la traducción es absolutamente maravillosa y como me suele ocurrir con otras publicaciones de Fata Libelli, a veces dudo si el talento y la virtud son completos del autor o si el traductor ha puesto su granito de arena en la historia.
Tejedora es una joya. Nina Allan escribe desde
la cabeza y piensa con el corazón. Pocas veces he sido testigo de una
estructura, narración e historia tan potentes. Una historia que recomiendo a todo
aquel que guste leer, que sea capaz de evadirse de su realidad y entrar por
completo en la historia de Layla. Que se deje rodear por el tapiz de colores
que la autora ha creado con esta historia.
Acabé hace poco "Máquinas del tiempo" y me pareció que Nina Allan repartía muy bien la información y que realmente se le dan bien las tramas sentimentales (que no pastelosas). En consecuencia, tengo muchas ganas de escucharla en la MIRcon.
ResponderEliminarTodo pinta a que "Tejedora" va a ser la primera obra de Fata Libelli que pueda leer (ya tocaba, Marc me regaló el e-reader por esa editorial, prácticamente) y estoy hypeada con la idea de leer A) una historia basada en mi diosa favorita siendo mala persona y B) otra traducción de Schettin, que me dejó bastante buen cuerpo con "La ciudad y la ciudad".
Y, por cierto, felicitaciones al que reseña, que lleva un ritmo de actualización muy loable.
¡Gracias Rocío! Hago lo que puedo con el tiempo que tengo :)
EliminarSobre Máquinas en el tiempo, la estoy leyendo actualmente y es para alucinar con esta mujer. En el Celsius ya nos dejó con la boca abierta a muchos.
Y de Fata Libelli no hay nada de su catálogo que sea malo. Te recomendaría de hecho Hic Sunt Dracones, para mí lo mejor (los cuentos de Tim Pratt)